Las botellas nos dicen más de lo que pensamos


Cada botella tiene una historia, y pocas veces se la tiene en cuenta. Es que siempre pensamos en el vino, en la copa, pero pocas veces nos acordamos de que el vino no estaría con nosotros sin este práctico invento que permite su conservación. Y las botellas tienen para contar más que lo que pensamos. Es que tradicionalmente cada tipo de vino tenía su propia forma de botella, por lo que cada botella aportaba la información sobre lo que contenía a través de su forma y tamaño. Hoy ya no es así, y las botellas se utilizan indiscriminadamente. Pero siempre es bueno saber un poco más.

Tradicionalmente el color, la forma y el material de una botella indicaba muchas cosas. Por ejemplo, la botella “bordolesa“, de forma cilíndrica, hombros elevados y cuello alargado, indicaba que el vino contenido allí era un tinto de guarda, si el color era verde, o algunos vinos blancos si la botella era transparente.

La botella “borgoñesa“, cilíndrica pero más ancha que la anterior y de hombros caídos, se utilizaba en los vinos tintos de crianza (y en algunas ocasiones para la crianza de vinos blancos). La botella “champañesa” (para el champagne, lógicamente) era muy parecida a la borgoñesa, también verde, pero con un espesor de las paredes de mayor anchura para poder soportar mejor las elevadas presiones de los vinos carbónicos.


La botella “renana”, de forma esbelta y alargada, con hombros muy estrechos. Se utilizaba casi exclusivamente para los vinos blancos (en color verde), aunque también era para los vinos rosados (transparente).

La botella “jerezana” tiene un aspecto muy similar a la bordelesa, pero sus hombros son más rectos y marcados, y está fabricada con vidrio de color negro (se utilizaba, lógicamente, para los vinos de jerez). La botella tipo “Oporto” (para estos vinos), es también de forma parecida a la bordelesa, también con hombros rectos y marcados, pero con el cuello hinchado o bulboso, y de color verde oscuro o negro.

La botella tipo “Franconia”, de aspecto aplanado, corta y de contorno redondeado y cuello cilíndrico, contenía estos vinos especiales.

Las botellas llevan en el fondo, incluso hoy, unas inscripciones donde se indica (además del fabricante y el volumen nominal de las mismas) una cifra que indica la altura en milímetros donde desde el plano de la boca se alcanza a 20º C el volumen nominal indicado.

La boca o cuello también nos resulta muy importante (quizás la más importante desde el punto de vista enológico), pues junto con el elemento de cierre, constituyen la garantía para una adecuada conservación de los vinos en su interior. Y las bocas de las botellas tienen también distintas medidas.

Vía | lugardelvino