El tiempo de guarda en botella en la vinificación moderna
Una de las cosas que menos me gusta de esta nueva línea moderna es que rompe con la clásica clasificación vinícola en función del envejecimiento (Crianza, Reserva, Gran Reserva) apelando a que los tiempos de guarda del vino son estipulados por las características de la materia prima (el vino) y por tanto variables y no por un rígido parámetro estándar.
Pero se olvidan de que implícitamente, a los tiempos de guarda en barrica, la clasificación clásica también prestaba atención al tiempo que el vino debía de madurar en la bodega en la propia botella, necesario por otra parte para que el vino alcance un óptimo momento de consumo. Estos tiempos en botella son completamente obviados por las modernas bodegas, poniéndose a la venta inmediatamente después de su embotellado y trasladando al cliente ese esencial tiempo de maduración del vino en la botella.
Así evitan esfuerzos en la elaboración del vino y pueden centrarse en la preparación de la cosecha posterior, que viene pidiendo sitio, toda vez que minimizan los costes al evitar el almacenaje y aceleran las entradas económicas por ventas.
Evitar la maduración en botella para la Bodega es cómodo y económico, pero para el cliente que adquiere el vino puede ser todo un quebradero de cabeza, sobre todo si no se tienen los pertinentes conocimientos sobre la marca en cuestión o no se tiene la paciencia necesaria.
Bien es verdad que la actual línea vitivinícola, al presentar encubados más cortos, también trae consigo vinos con una vida más breve y con un momento óptimo de consumo más rápido una vez salen al mercado. Aún así, es bastante habitual abrir una botella de vino y descubrir que aún no está en (ideales) condiciones de consumo.
Publicado por
FI
en
9:37
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