Varias veces se piensa que al tomar vino la única parte que se degusta es con el gusto, y ahí debo decir que es donde están equivocados. Pues es bastante complejo el ser humano, eso creo que todos lo sabemos, pero para hacerles entender, hay cosas que se complementan; por ejemplo cuando bebemos una copa de vino, si prestan atención, podremos degustar además su aroma, la “textura” que se percibe al beberlo.
Cuando comenté lo de “complementar” también me podría haber referido al acompañamiento de los vinos con la comida; siendo las carnes blancas por ejemplo acompañadas con vinos tintos o rojos de mucho cuerpo.
Una manera de que los vinos se “Aireén” es utilizar decantadores, los cuales se vierte el vino, y se decanta sus sedimentos. En este sistema, existen botellas decantadoras que airean los vinos añejos, que se encuentran mucho tiempo estacionados, reicorporándoles oxígeno y depurando aromas.
Existen también, las Enotecas, restaurantes o locales en los cuales se sirve y se comercializa vino.
En éstas, su objetivo principal es poder divulgar la cultura enológica, pero también se realizan tertulias, y rondas de degustación.
Aquí es importante resaltar que suelen utilizar una técnica primordial, esta es el “envinar una copa“.
En varios restaurantes pasan por alto este detalle, y es que se están perdiendo algo que es muy recomendable para poder disfrutar el vino.
El primer contacto se percibe en nariz, pero a la hora de degustarlo ya debe existir una conexión entre el aroma y el paladar.
Traten de experimentarlo, encontrarán una nueva manera de disfrutar el vino.
