Confundir el vino: Un error costoso en los restaurantes
Cuando leí este artículo me quedé un tanto nervioso: es que siempre ha sido un miedo para mí que en un restaurante me traigan por una confusión un vino más caro que el que ordené y encima me hagan pagar por el error. Y este es un error muy frecuente que ocurre cuando uno pide un vino fuera de la carta. Aunque parezca deshonesto por parte del restaurante, es una política que se toma habitualmente.
Cuando vamos a comer afuera y queremos ordenar un vino que no se encuentre en la carta de vinos es muy poco probable que consultemos por su precio. Y si la cuenta nos llega con un precio normal no es problema. ¡El verdadero problema es cuando el vino abierto accidentalmente cuesta 2000 dólares!
Esto fue lo que ocurrió hace un tiempo en una cena en Nueva York. El crítico Frank Bruni escribió un artículo en el New York Times sobre este tema, cuando un lector le preguntó que hay que hacer en esta situación, ya que la confusión puede costar más que una hipoteca…
¿Qué hacer cuando luego de bebido el vino la cuenta nos llega con un precio absolutamente desmedido? ¿Es responsable de este accidente es el consumidor o el restaurante? Si bien a primera vista parecería que el consumidor es dueño de sus decisiones, también es cierto que el comprador debe estar precavido.
La manera más adecuada es que el restaurante se asegure primero si el cliente es consciente del precio y el tipo de vino que está ordenando, averiguando de forma sutil si se lo puede costear. Con tacto y cautela no es algo muy dificil de realizar.
Además, una vez que el sommelier trae el vino a la mesa y está a punto de descorcharlo frente a tus ojos, es muy difícil que el cliente se disponga a detenerlo. Digamos que es un ritual un poco intimidante.
Si el culpable es el restaurante o el cliente, eso lo decide cada uno. En estos casos no hay ley que apoye a ninguna de las partes. A mi juicio, el restaurante debería ser precavido (pero el cliente debería ser menos iluso y animarse a preguntar).
Creo que todos tenemos derecho a equivocarnos.
Vía | vinography
Artículo original | dinersjournal
Publicado por
FI
en
15:52
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