EL VINO ES TAMBIÉN COSA DE MUJERES


La razón se debe, según Young, a una memoria ancestral en cuanto a aromas y sabores. Aunque muchas ni pisen la cocina, es un instinto histórico, heredado de cuando su reino era la cocina: debían probar, oler, comparar texturas.

Por algo hay en el mundo tal cantidad de wine writers femeninas -Jancis Robinson, Joanna Simon, Beverly Planning, la Master of Wine Serena Sutcliffe, quien asora a Sotheby's en el rubro vinos- además de wine makers muy capaces como Estela Perinetti en Escorihuela, Susana Reta en Titarellii, Susana Balbo, de Bodega Dominio del Plata y actual presidente de Wines of Argentina, Silvia Avagnina del INTA, Philippine de Rothschild, Miramar Torres, la uruguaya Estela de Frutos, o la argentina Delia Vianer propietaria de una pequeña y exitosa bodega en el Napa.

Y periodistas de vino que saben como transmitirlo para que el consumidor se embale.

Las mujeres sabemos como estimular los deseos.

Hay prejuicios alentados por bodegueros y confirmados por algunas consumidoras demodeé: los vinos suaves, chatos, algo dulzones, definitivamente mediocres son los más apropiados para el paladar femenino. Falso. He visto a más de una anciana dama, conmoverse ante lo potentes taninos de un Malbec del año.

Tampoco parecen darse cuenta los mozos que a la hora de presentar la lista de vinos se la muestran al varón. Si este es civilizado y permite elegir a su acompañante, el mozo le servirán para probar al señor. Cosa de machos, cree, cuando todo mozo o moza con un mínimo de formación profesional debe saber que es quien lo pidió el que debe probarlo.

La mujer es quien recorre las góndolas, es más transgresora y vanguardista y curiosa que su marido, tradicionalmente marquista.

Se interesa mas en la relación platos y vinos, se fija sensatamente en el precio, al comprar o al pedir en el restaurante porque es menos farandulera. Sabe que no siempre lo mas caro es lo mejor.

Sí todavía hay algún macho trasnochado que cree que el vino tienen poco que ver con las chicas, que lea a Colette o a Safo, grandes hedonistas para quienes el vino era tan importante como el amor.

Hasta en los consejos de los nutricionistas sobre los benéficos del consumo de vino se trasluce el machismo. Recomiendan dos copas de tinto diarios para los nenes, uno para las nenas. ¿Será cuestión de metabolismo diferente o antiguos resabios de aquel machismo que hacia que los grandes señores romanos olfatearan el aliento de su mujer? Si había osado beber un trago, mujer muerta.