Vino al estilo vikingo


Tradicionalmente, los caldos suecos se han elaborado a base de manzanas, arándanos y bayas diversas, a las que se añade azúcar y levadura para favorecer la fermentación. Dependiendo del tipo de baya utilizada, el caldo resultante se asemejará a un dulce vino de postre, o a un tinto seco. Hasta hace no mucho, casi todas estas bebidas se hacían de manera casera más que industrial. Pero en los últimos años han surgido empresas que aspiran a comercializar e incluso exportar sus productos. Grythyttan Vin, por ejemplo, produce tinto, blanco, espumoso y vino de postre, todo a base de bayas.

También ha habido quien se ha atrevido a plantar viñas en Suecia. Gute Vingard presume de ser la bodega comercial de la Unión Europea con los viñedos más septentrionales. La bodega se encuentra en la isla de Gotland, una de las pocas zonas de Suecia que permite el cultivo de la vid.

Pero estos "nuevos" vinos a base de uva lo tienen todo en contra: climatología, coste de producción y... de momento, no es que tengan una gran imagen fuera del país. La producción anual, que ronda las 100.000 botellas, tiene más de anecdótico y folclórico que de industria.

Así que si el sábado queréis brindar con un vino del país de nuestros contrincantes, la única opción es hacer una visita a IKEA para conseguir una botella de glögg, ese vino dulce y especiado que se bebe (caliente) en Navidad. Aunque nuestra recomendación es que o bien optéis por un vino patrio, o, si queréis alinearos con el enemigo, elijáis lo que los suecos hacen bien de verdad: la cerveza.