La cultura del vino está de moda y un protagonista en todo este mundo es, sin duda, el sumiller. Representa la imagen más visible para el consumidor. Un profesional desconocido hasta el momento y que ahora empieza a adquirir protagonismo como vínculo con el cliente en el restaurante o en las tiendas especializadas. Por el trato directo y personal conoce los gustos del aficionado, lo que el cliente está o no dispuesto a pagar, sus opiniones, los vinos, marcas y zonas más demandadas...Pero, ¿en qué consiste su trabajo? Principalmente el sumiller se encarga de la compra del vino, confecciona la carta de vinos en un restaurante, gestiona el stock de la bodega y mantiene en buen estado de conservación y temperatura todas las bebidas. Además de todo esto, es el encargado del servicio de licores, aguas y puros y, por supuesto, asesora al cliente no sólo recomendándole un vino sino proponiendo el que, según él, sea el más adecuado para un plato. En fin, una profesión reconocida y en auge.
