El vino ecológico: una sana tendencia


Ayer hablamos de un set de copas recicladas, y se me pasó por la idea pensar en un vino reciclado. Lógicamente, esto sería asqueroso. Pero casualmente leí este artículo que me pareció muy interesante para compartir: se trata de la nueva moda de los vinos ecológicos.

Como todos sabremos, la preocupación por el calentamiento global y el cambio climático ha afectado a la producción de vinos. Y también ha concientizado a muchos productores, que han comenzado a elaborar vinos ecológicamente cuidando así el medio ambiente y reduciendo los daños y la contaminación a su mínima expresión. Es así que el cultivo ecológico ha venido ganando espacio a nivel mundial.

Pero, ¿en qué consiste esta forma ecológica de producir vino? Básicamente es utilizar técnicas agrarias que eviten el uso de químicos sintéticos, como fertilizantes, plaguicidas o antibióticos que puedan perjudicar al medio ambiente. Así también se evitan la utilización de residuos químicos que inciden en el sabor y el aroma de los vinos.


La Agricultura Ecológica (también llamada “agricultura biológica” o “agricultura orgánica”) se ha convertido en uno de los modelos productivos más dinámicos de la Unión Europea. Este modelo ha crecido en promedio un 25% al año.

De los países de la UE, Italia tenía en 1999 la mayor extensión de superficie agrícola ecológica, cerca de 1 millón de hectáreas. La sigue Alemania (0,45 millones de Ha), Reino Unido (0,4 millones de Ha), y España (0,35 millones de Ha).

Para que un vino sea ecológico, debe cumplir con ciertos requisitos básicos:

* Suelo completamente limpio de químicos

* Cepas resistentes naturalmente a las plagas

* Transporte de la uva el mismo día de recogida

* Sistemas mecánicos de prensado que no dañen el escobajo, el hollejo ni las semillas

* Fermentación con levaduras naturales del mosto (o autóctonas seleccionadas)

* Filtración mediante celulosa, tierra de infusorios u otro material autorizado

* Técnicas de frío y refrigeración naturales

* Clarificación con albúmina de clara de huevo, gelatina no hidrolizada, cola de pescado, caseína de origen lácteo, bentonita y tierras de infusorios que no cedan sustancias extrañas.

* Almacenamiento del mosto en depósitos de acero inoxidable. Crianza en barricas de roble.

Si bien el coste de producir vinos ecológicamente es mayor, no hay que olvidar que la calidad del vino es naturalmente más sana.

Aclaremos que esto no se hace exclusivamente por una “conciencia ecológica”, ni una “postura filosófica”. Al menos no siempre. Digo esto porque últimamente es también una forma de marketing y publicidad gratuita la de divulgar que una empresa es ecológica. Igualmente, sea por buena voluntad o por buscar una buena imagen de marca, es siempre positivo que las empresas viren hacia las técnicas ecológicas para producir vino.

Vía | lugardelvino