
Me parece increíble la capacidad del cuerpo humano de adaptarse a lo que la naturaleza le otorga. Ahora se ha estudiado y comprobado que una bacteria que reside en nuestras bocas es la que le otorga a ciertas comidas y vinos un mejor sabor del que realmente tienen.
Se trata de que, por ejemplo, la uva con la que se crea el Sauvignon Blanc tiene un sabor muy pobre, que al introducirse en la boca no tiene mucho gusto, pero al pasar unos 20 segundos uno siente un aroma en el fondo de la boca que permite que la fragancia vuelva y se sienta. Es así que este efecto retroaromático se estudió para poder entender bien cómo es que funciona.
Para esto se trabajó con un grupo especializado de 30 panelistas que se centraban en probar de diferentes modos uvas, cebollas y pimientos. Cada vez que probaban uno, lo mantenían unos segundos en la boca, lo escupían y anotaban sus percepciones. De esto es que se dedujo que algunos de los componentes de las comidas se quedaban algunos segundos en la boca y luego desaparecían mientras que otros se quedaban allí por hasta 3 minutos.
Es de este modo que se entiende que la saliva rápidamente puede retener el sabor y el aroma de algunas comidas mientras que a otras las potencia. Ahora lo que se busca es realizar comidas que tengan sabores que duren más tiempo en la boca así todos podemos aprovechar de deliciosos sabores de comidas y de bebidas en nuestros paladares.
Vía | reuters