Las añadas de los Vinos
¿Tiene que ver la añada del vino con su plenitud?
La plenitud de un vino no puede supeditarse solo al año de recolección de las uvas. Existen vinos de hace 5 años por ejemplo que pueden no estar plenos ya. Generalmente son los llamados vinos jóvenes, que se elaboran para un consumo inmediato. De hecho, casi inmediatamente después de la vendimia fueron embotellados y comercializados.
Habitualmente los vinos blancos, rosados y una gran parte de los tintos caen dentro de esta categoría. Estos deben beberse entre uno o dos años posteriores a su elaboración.
Existen algunos vinos blancos y tintos que pasaron por un proceso de vinificación con crianza en madera y botella, que pudo haber sido de varios años. Estos pueden tener su plenitud máxima varios años después de su añada, pues su evolución en barrica los preservó y les propició una mayor longevidad.
¿Todas las añadas son iguales?
Hay diferencias entre añadas, especialmente cuando el clima ha variado sensiblemente entre un año y otro. Es decisiva la climatología que imperó durante un año dado en la zona donde se encuentra el viñedo, sobre todo en los periodos de crecimiento y maduración de la uva.
¿Por qué algunos vinos no enuncian la añada en las etiquetas?
Puede deberse a varias razones. La ley del vino de la mayoría de los países productores no exige como aspecto obligatorio el señalar la añada a los vinos que pertenecen a la categoría Vinos de Mesa (poseen disciplinas menos restrictivas en comparación con los de categorías superiores). Por otra parte, los vinos espumosos se elaboran generalmente con la mezcla de vinos de varias añadas, por lo tanto no pueden hacer alusión en etiqueta a una añada en específico. En estos tipos de vinos solo aparece la añada cuando las condiciones climatológicas son excelentes (2 ó 3 años en una década) y por lo tanto producen el producto sin mezclas. Y generalmente son los vinos espumosos más caros en el mercado.