10 errores comunes que arruinan un vino
A nadie le gusta le gustar tener una mala experiencia. Pero eso es justamente lo que pasa cuando se estropea tu tinto favorito por seguir ciertas malas costumbres, como guardarlo en un lugar inadecuado. Lee esta nota y evita malos ratos. Te contamos cuáles son los errores más comunes que arruinan un vino.
1. Jugar con la temperatura
Que los espumantes se tomen fríos, los blancos frescos y los tintos a la mal llamada “temperatura ambiente”, no es un capricho. La acidez de los blancos y espumantes suele ser más elevada que la de los tintos, por eso necesitan estar fríos. En cambio, en los tintos, el frío atenúa el alcohol pero bloquea aromas y los taninos se ponen ásperos. Lo ideal es tomarlo entre los 13°C y los 17ºC. Para las burbujas, 8°C; para los blancos, 11ºC.
2. Freezer tramposo
No ves la hora de probar un blanco que acabas de comprar y lo llevas al freezer para que alcance la temperatura justa más rápido. ¡Error! Al menor descuido se congela el vino y revienta la botella. En lugar de tomar unas copitas vas a terminar limpiando astillas de vidrio. Lo mejor es una hielera, con 1/4 de hielo y 2/4 de agua. En quince minutos lo tienes listo para beber.
3. Maridajes patéticos
Existen alimentos que al combinarse con vino nos dejan un sabor espantoso. Encabezan la lista las alcachofas, siguen los espárragos, los repollitos de Bruselas y todos aquellos verdes fibrosos de marcado sabor amargo. Acentúan los taninos de los tintos y transforma en secante la acidez de los blancos. Otros archirrivales son los platos muy salados, los picantes y la yema de huevo cruda.
4. Combinaciones rebuscadas
Un buen maridaje no tiene por qué incluir platos elaboradísimos. Todo lo contrario. Si acompañas uno de esos vinos consagrados con una vigorosa preparación, lo más probable es que ambos se codeen en tu paladar.. Lo ideal es recurrir a productos más bien simples.
5. La cocina asesina
Sin dudas, la cocina es la que más victimas vínicas se ha cobrado en la historia. Los diseñadores de muebles se empecinan rellenar huecos con bodeguitas, cuando es el peor lugar que puedes elegir para guardarlas: es donde hay mayor variación de temperaturas. Prender el horno dispara el termómetro en minutos. Esos cambios cotidianos cocinan literalmente a los vinos y a la hora del descorche los encontrarás alterados en sabores, aromas y color.
6. Olores invasivos
Ya estabas al tanto del clásico error de guardar botellas en la cocina, y tienes un buen rincón fresco, con temperatura estable todo el año… en el mueble donde tienes los productos de limpieza y perfumería. Si no quieres que tu Malbec favorito huela a jabón, sácalo ya mismo de ahí. Los aromas de estos artículos, increíblemente, penetran el corcho. Pasa lo mismo si lo dejas cerca de alimentos de aromas invasivos. ¿Te imaginas un Cabernet con olor a bacalao?
7. Copas no hay
El recipiente donde se sirve el vino no es un tema menor. Si se recomienzan copas de cristal es porque es el material más noble por ser aséptico, no tener aromas y es fácil de limpiar. No hay chance de que altere las virtudes del vino, si se lo cuida. Que tu ansiedad no te lleve a beber tu botella más preciada en vasitos de plástico, a falta de copas. El vino es muy susceptible a los aromas. ¿No hay copas? Busca un vaso de vidrio y asegúrate de que esté bien limpio.
8. Madurar a la fuerza
No siempre más viejo es mejor. Durante la estiba los vinos afinan su textura, redondean sus sabores y hasta desarrollan complejos aromas… sólo si fueron elaborados con tal fin, es decir, con crianza en barrica y estructura para desafiar al tiempo. Además, necesitan condiciones de guarda óptimas (temperatura, humedad, etc.), algo difícil de encontrar en cualquier lugar. Consejo: si te regalan un gran vino, busca la ocasión para disfrutarlo; guardarlo sin los cuidados mínimos es atesorar el vinagre más caro de tu vida.
9. Sentido de oportunidad
Está claro que si lees estas líneas te gusta el vino, pero ten en cuenta que no todo el mundo se vuelve loco ante los atributos del Malbec. Si decidiste agasajar a tus compañeros con una exclusiva botella y se lo beben sin apreciarlo, o lo que es peor, le ponen soda, no desesperes. Para la próxima, elige otro vino más acorde al momento.
10. No es un trofeo
Llega a tus manos una botella de vino que sabes es muy codiciada. Buscas un lindo lugar donde exhibirla, para impresionar a quienes te visitan. Si algún día finalmente decides abrirla seguramente te lleves una sorpresa. Dejar la botella parada y expuesta a la luz hace que todo su contenido se pudra. Los vinos son para tomar, no para pasarle el plumero.
Fuente: planetajoy.com