El auge de los vinos de alta gama en botellas de 375 ml


Llegás a tu casa cansado y querés beber un rico de vino. Sólo una copita, para acompañar la cena. Pero hay un problema: te va a quedar la botella abierta. Y si mañana comés afuera y pasado tenés pensado ir al cine, vas a tener un vino oxidándose lentamente sobre la mesada de la cocina. ¿Entonces tiene sentido descorchar una botella de las buenas?

A nadie le gusta tirar a la basura media botella de más de 50 pesos, pero en los últimos años apareció una solución para los bebedores de grandes vinos en dosis pequeñas: las botellas de 375 y de 500 mililitros, formatos que hoy comercializan más de 50 etiquetas de media y alta gama, no sólo en los restaurantes, sino también en supermercados y vinotecas.

Históricamente, los vinos en estos pequeños formatos cumplían tres condiciones: primero, eran marcas populares y económicas (Norton Clásico, López y Bianchi Borgoña son algunas de las más conocidas). En segundo lugar, pertenecían a grandes bodegas. Y por último, aparecían únicamente en las mesas de los restaurantes. No había forma de comprarlas en el almacén o en el supermercado y tenerlas en casa. Además, en ese entonces el vino una vez abierto se tapaba nuevamente con el corcho y tiraba cuatro o cinco días. Nadie venía a contarte sobre la oxidación y cuánto cambia ese vino una vez abierto. Un chorrito de soda, en todo caso, disipaba cualquier inconveniente.

Ahora el panorama es diferente: las botellas chiquitas contienen grandes vinos, se consiguen en todas partes y vienen de marcas históricas, pero también de bodegas de pequeña y mediana escala, como Alto Las Hormigas, Alfredo Roca, Lurton, o Andeluna.

¿Por qué? Las bodegas consultadas admiten cierta disminución en el consumo de sus vinos en el canal de botella abierta, es decir en los restaurantes. Por un lado, el precio que se debe pagar por una botella de 750ml no siempre es accesible. Y otro motivo son los controles de alcoholemia. Pero además, a nivel mundial la tendencia indica que cada vez hay más personas que viven solas y no comparten el vino. ¿Qué solución les queda? ¿Bajarse tres cuartos de litro cada noche? ¿Dejar que el sobrante muera en la botella sin ser consumido?

LOS PIONEROS
Si bien ya había algunos antecedentes (como Fond de Cave y el Trapiche Syrah Colección, en envases de 500ml), en los últimos dos años comenzaron a surgir decenas de botellitas Premium. Los pioneros de esta ola fueron Terrazas de los Andes y Rutini, con sus etiquetas más conocidas (Terrazas de los Andes Reserva Malbec y Rutini Malbec-Cabernet respectivamente) en presentación de 375ml. Poco tiempo después, se sumó Luigi Bosca también con su Malbec Reserva.

El éxito fue contundente a tal punto que hoy supermercados como Disco y Jumbo tienen una góndola exclusiva para los formatos mini, en tanto que Carrefour planea sumarse en el corto plazo.

Está claro que elegir estas botellitas conviene no por lo que se ahorra en el momento de la compra, sino por el gasto que implica desperdiciar lo que sobra cuando uno compra botellas de 750 ml. De hecho, el precio por litro de un vino en envases de 375ml es aproximadamente un 15% más alto. En los restaurantes, en tanto, el valor de una botella chiquita suele ser un 50% más barato que la estándar. Así, podés pedir un Luigi Bosca Malbec Reserva y pagar alrededor de $60, en lugar de los $140 que saldría una botella de 750ml.

Actualmente las bodegas envasan sus vinos en tres tipos de botellitas mini. Las de 187ml con tapa a rosca están pensadas para aviones y frigobares de hotel como dosis personal. Las de 375ml llenan dos copas y son las más difundidas, en tanto que las de 500ml están en un punto medio interesante, útiles para compartir y con una mejor relación precio calidad que los formatos más pequeños.

F:planetajoy