¿Existen uvas gourmet?


Los colores, fragancias y sabores de los vinos pueden contarle la historia del tiempo, las tierras, las circunstancias, los hombres, y muy especialmente de las uvas que le dieron nacimiento. Los caldos de los que proceden le trasmiten todas esas fragancias, que solo disfrutarán plenamente quienes hagan del bendito acto de llevar una copa a su labios un bálsamo de enriquecimiento espiritual y cultural.

Quienes aspiren a regocijarse de forma semejante descubren que las uvas, ya sea solo o “ensambladas” en diversas composiciones con otras, nacieron en una u otra región del mundo, pero en su gran mayoría se han diseminado por todo el planeta, aunque en cada lugar de acuerdo al terroir específico se manifiesten de forma diferente.

No obstante, por lo general, tanto la Chenin Blanc, como la Sangiovese, la Zinfandel, la Riesling o la Albariño, siempre dan vinos de alta calidad, lo cual le ha valido que muchos las consideren verdaderas “uvas gourmet”.

SANGIOVESE

Es una de las variedades vitíferas italianas más difundidas y a su vez de las más plantadas en la península. Es una cepa presente en centenares de vinos, entre los cuales se encuentran algunos de los más prestigiosos italianos. De probable origen etrusco, su nombre quiere decir Sangre de Júpiter (Sangue di Giove en italiano), pero las menciones históricas a la sangiovese no son muy antiguas, pues los primeros documentos donde aparece citada datan de comienzos del siglo XVIII.

Las características aromáticas de la sangiovese varían mucho según el lugar donde crezca. Los brunellos se caracterizan por los frutos rojos: grosellas, fresas, frambuesas, mermeladas, compota de frutas. Por los perfumes florales: violetas, gladiolos. Por los aromas terrosos: monte bajo, setas. Y por los aromas terciarios: especias, tabaco, alquitrán, ahumados, barnices.

Los chiantis, por su parte, nos presentan una gama aromática variada: cerezas amargas, frutos rojos maduros, mermeladas, compota de frutas, violetas, gladiolos, herbáceos. El vino nobile di Montepulciano nos presenta también frutos rojos, además de aromas terrosos, florales y a frutos secos.

CHENIN BLANC

Chenin blanc o simplemente Chenin es una cepa de uva blanca a la cual también se conoce con otros nombres: Pineau d’Anjou, Pineau de la Loire, Pineau Vert, Pinot Blanco, Rousselin, Steen y Tite de Crabe.

Aunque se produce principalmente en Francia, Sudáfrica, California, Argentina y Chile, es originaria de Anjou, en territorio galo, donde se han encontrado vestigios de que se producía ya en el siglo IX.

Su nombre parece provenir del Mont Chenin, donde se cultivaba esta uva, cuyas bayas de color dorado, son de las más difundidas para hacer vinos blancos, fundamentalmente semisecos y dulces.

A la vista el vino de la Chenin blanc tiene un color amarillo verdoso tenue, a veces con reflejos dorados; y presenta aromas de avellana, madreselva, bizcocho, así como a frutos maduros de damasco, durazno, mango, ananá o frutas confitadas.

En boca este vino se caracteriza por su acidez equilibrada, con sabores de manzana, duraznos blancos, nueces, avellanas y miel, siendo muy frutados, ligeros y frescos.

ZINFANDEL

Es una variedad de uva cultivada en muchos viñedos de California en EE.UU. Después de muchos análisis de ADN se llegó a la conclusión de que es genéticamente equivalente a la uva Crljenak Kastelanski, proveniente de Croacia, así como a la variedad denominada Primitivo, cultivada en la región de Apulia, al sur de Italia, donde fue introducida en el siglo XVIII. Llegó a los Estados Unidos a mediados del siglo XIX y allí comenzó a ser conocida con el nombre de Zinfandel.

Con esta uva se llegan a producir vinos desde rosados muy conocidos como White Zinfandel, así como tintos jóvenes y robustos. Tiene un alto contenido de azúcar que permite obtener, mediante fermentación, niveles de alcohol superiores al 15 por ciento. Son vinos densos, de notas dulces y confitadas. Sus sabores recuerdan a la frambuesa, guindas, zarzamoras, además de sus notas especiadas.

SYRAH / SHIRAZ

La Syrah robusta, longeva, es de un bouquet poderoso y complejo. Se localiza en Francia, en la zona más septentrional, al norte del Ródano. Se torna firme, mineral, tánica en las laderas de suelo granítico y hasta aromática, con excelentes tonos a violeta, ahumados y tostados, que denotan su realeza, en un clima continental de inviernos fríos y veranos cálidos.

Un Syrah simple lo podemos encontrar además en el sur de Francia, que lleva su nombre en la botella, sin mezcla, y se muestra más afrutado y fácil de beber. Pero este estilo ha sido superado y llevado al estrellato en la denominada Shiraz, que siendo la misma uva, sale de Francia a marcar en Australia, con el Grange de Penfolds el camino a la distinción en un clima templado.

El shiraz de más calidad proviene de vides muy antiguas cuyas raíces tienen la profundidad suficiente para encontrar el agua subterránea.

ALBARIÑO

La más característica de las uvas españolas crece fundamentalmente en la costa Atlántica de Galicia, aunque es originaria de Portugal. Forma parte de la llamada viña verde, y cuando es bien elaborada, la Albariño otorga al vino preciosos aromas de melocotón, pera, albaricoque, resultante en un vino refrescante, de alta acidez y alcohol, que debe beberse joven.

Su sabor afrutado y floral caracteriza a los vinos de esta uva, que también se distinguen por su color, que va de amarillo pálido a amarillo verdoso. En la nariz desarrolla aromas herbáceos y florales, de excelente intensidad, que pueden recordar la manzana bien madura, el albaricoque, hinojo o la menta. En boca se distingue por su tacto graso y glicérico.

El vino Albariño es considerado uno de los varietales más importantes de Galicia, dentro de las 220 variedades autóctonas catalogadas. La uva crece en racimos pequeños, de maduración temprana y vigor medio. Su sabor es fresco y fuerte, con suficiente cuerpo y grado alcohólico entre 11 y 13 por ciento, acidez equilibrada entre 7 y 9 gl, armonioso y de amplios matices, con un regusto placentero, elegante y completo.