Consejos para elegir un vino para regalar


Una botella puede ser la opción más efectiva para hacer un regalo a un amigo, pero se deben tener en cuenta algunos datos para no fallar y, así, obsequiar la etiqueta justa. La oferta actual es tan grande que seguro encontrás el vino indicado.


La mayoría de las personas que va en busca de un vino para regalar mira primero el precio y lo hace por practicidad, ya que cree que gastando lo más que pueda cumplirá con el objetivo. Sin embargo, esto no siempre es así, porque en muchas ocasiones gran parte de esas botellas van a parar al mueble de la cocina, placard o cava sin destino cierto y rápidamente quedan en el olvido. Es más, en el mejor de los casos, la etiqueta puede ser descorchada más por necesidad que por predisposición. Claro está que si el obsequio fue de compromiso a nadie le importará, ni al que lo hizo ni al que lo recibió. Pero para aquellos a los que sí les interesa decir algo a través del regalo, impresionar, agasajar y todas esas cosas lindas que conlleva un presente, un vino puede ser no sólo la opción más segura y efectiva, sino también la más original y entretenida.En lo primero que hay que pensar es en el agasajado, en sus cualidades, sus costumbres, sus gustos y sus estilos, sin olvidarse del presupuesto que uno tiene para gastar.
Luego hay que tener en cuenta la ocasión o situación, sobre todo si se trata de un vino, porque puede ocurrir que termine en las copas ese mismo día. Por lo tanto, si bien el que regala a conciencia está dando un mensaje, la necesidad de lucirse es imperiosa. Así que es muy sensato elegir un vino listo para beber y disfrutar (en la Argentina, la mayoría de los disponibles en el mercado lo son).
Por otra parte, se sabe que la calidad habitualmente está atada al precio; entonces, como regla, lo mejor es confiar en las bodegas ya consagradas cuando el presupuesto aprieta y arriesgar un poco más con aquellas menos conocidas si la billetera lo permite. Esto no significa que hay que dejar de lado los vinos top, sino más bien ampliar el espectro, recordando en todo momento que originalidad no es sinónimo de calidad.
Otro punto a tener presente es que hay que encontrar etiquetas que tengan un significado, y no estoy hablando de las marcas, sino de una conjunción de factores: una añada, una región, un varietal o un blend, un tinto que sacó tal puntaje o que es vinificado por un enólogo que nació en tal lugar, o producido por una familia de inmigrantes… En las estanterías existen miles que tienen algo especial; sólo es cuestión de encontrar la más indicada. Esto pone de manifiesto que lo más importante del vino no está dentro de la botella, sino que es una sumatoria de factores, entre los cuales lo de afuera (el primer impacto) es sumamente relevante. Por eso, más allá de que los ingleses critiquen las botellas de 750 cm3 que pesan más de un kilo, las etiquetas metalizadas o los elegantes estuches y cajas de madera, la imagen también cuenta.Cuando uno regala una botella debe lograr que en la memoria y el paladar del agasajado perduren la justificación de la elección (el porqué) y, por supuesto, los aromas, sabores y texturas del vino.