Claves para entender mejor al vino
Descubra cuáles son las virtudes prácticas y didácticas en las diferentes degustaciones que se pueden hacer en grupo, que representan una excelente oportunidad para el enriquecimiento sensorial.
Cualquiera que tenga al vino como centro de sus actividades profesionales sabe muy bien qué es una degustación comparativa y la practica a diario. Bodegueros, enólogos, comerciantes, sommeliers y periodistas especializados tienen la necesidad de catar muchas muestras durante sus jornadas de trabajo como parte de una metodología rutinaria. Y todos ellos asumen que no existe otro modo de apreciar virtudes, defectos, diferencias o similitudes entre vinos si no es de esa manera, o sea, viéndolos desde la perspectiva de la comparación. Pero no siempre sucede lo mismo con el simple consumidor entusiasta. Las principales oportunidades para probar vinos suelen estar asociadas a experiencias de consumo individual (un solo vino o varios, pero nunca relacionados entre sí ni catados al mismo tiempo), como ocurre con las comidas de negocios, las reuniones familiares o los eventos sociales. Así, muchas personas desconocen la existencia de las degustaciones con espíritu didáctico, a pesar de que en todo el mundo existen grupos de aficionados que se reúnen periódicamente con el solo fin de catar, aprender y entrenar el paladar.
Clubes, cofradías o simples grupos de amigos que practican este feliz ejercicio han crecido en número y calidad en los últimos años como testimonio del auge del vino en su posición de bebida cultural.
Las degustaciones grupales con un número limitado de participantes ofrecen una importante serie de ventajas y beneficios de costo (el valor de las botellas adquiridas se prorratea entre los asistentes), a la vez que facilitan el encuentro entre amantes del vino capaces de hablar y debatir acerca de la más noble de las bebidas. Pero, además, hacen posible una de las experiencias más aconsejables en el fascinante mundo de la degustación, que es la de cotejar las características de un puñado de vinos de acuerdo con sus diferentes características regionales, rasgos varietales o modos de elaboración.
Los núcleos temáticos para realizar estas degustaciones son casi infinitos, pero resulta obvio que siempre es necesario llevarlas a cabo partiendo de un patrón lógico elemental de comparación. Por ejemplo, no tiene ningún sentido tratar de confrontar las características de un espumante con las de un licoroso, ya que son vinos absolutamente diferentes, sin nada que los asemeje. Siguiendo este razonamiento, existen algunos tipos de catas que podrían denominarse “clásicas” en el sentido de ser las más conocidas y frecuentadas. Veamos cuáles son.
Vinos varietales de diferentes cepajes
Una alternativa casi obligada cuando se dan los primeros pasos en el campo de la degustación al tiempo que se empiezan a reconocer los aromas y sabores propios de cada variedad. Hoy por hoy, y hablando de vinos argentinos, las más interesantes pueden estar compuestas por distintas etiquetas de Chardonnay, Sauvignon Blanc, Torrontés, Viognier y Pinot Gris, entre los blancos; Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Syrah, Bonarda y Pinot Noir, entre los tintos. La cantidad de ejemplares a degustar debe ser acorde con la cantidad de participantes. Y también es bueno recordar que, por tratarse sólo de una degustación, el contenido de una botella alcanza para doce o más personas.
Vinos con y sin madera
Los rasgos que la madera de roble le cede al vino son relativamente fáciles de detectar en aquellos que han sido fermentados o estacionados en recipientes de ese material. Apelando a la información de las etiquetas y las contraetiquetas se pueden adquirir ejemplares blancos y tintos maderizados para compararlos con otros que no han pasado por roble. Hilando un poco más fino (preferentemente disponiendo de la información al respecto), también es posible evaluar distintos tipos de roble por el origen de la madera o la intensidad de tostado.
Vinos varietales de diferentes regiones
Muy ilustrativa para conocer algunos matices de nuestras regiones vitivinícolas o las de diversas zonas del mundo. Un ejemplo interesante es cotejar especímenes de Cabernet Sauvignon de Salta, Mendoza y Río Negro, o el mismo varietal de la Argentina, Chile, Estados Unidos y Australia. Instructivo, asimismo, es poner en la balanza los matices del Torrontés de Salta, de Catamarca y de La Rioja, o comparar los rasgos del Pinot Noir de Mendoza frente al de la Patagonia.
El mismo vino de diferentes cosechas (degustación vertical)
La cata vertical es bastante frecuente en las bodegas que guardan muestras de antigua data, y también entre los grandes coleccionistas. Con este tipo de degustación se pueden observar los cambios que produce el tiempo en un producto determinado.
Diferentes vinos de la misma cosecha (degustación horizontal)
Aunque no suele ser tan practicada ni conocida como la anterior, se trata de un ejercicio muy ilustrativo, apropiado para conocer las bondades y defectos de un año determinado.
Es bueno tener en cuenta que la marcha climática de una vendimia puede afectar de manera muy distinta a los diversos cepajes, o no haber sido uniforme en todas las regiones, por lo cual es necesario aquí también elegir un eje temático específico en cuanto a uvas y geografías.
F.elconocedor.com
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FKI
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Etiquetas:
Enología