Fase Olfativa


Habiendo llenado la copa procederemos a acercar lentamente la nariz a la boca de la misma y sin agitarla nos fijaremos en cuando somos capaces de percibir las primeras impresiones olfativas. La diferencia en distancia es un buen indicativo de la intensidad aromática.

Los aromas de los vinos de una intensidad aromática elevada serán percibidos casi sin la necesidad de llevar la copa a la nariz, a una cierta distancia. Por contra los de una intensidad baja serán hasta difíciles de percibir incluso con la nariz dentro de la copa.

La intensidad es una condición necesaria, pero no suficiente para hablar de calidad. Un vino de escasa intensidad aromática no puede ser considerado bueno, podrá ser bueno al paladar, pero no se tratará de un buen vino. Una intensidad alta, por sí sola, no basta, son necesarias además la finura y la complejidad, conceptos que se definen en las fases siguientes.

Para hacer una calificación mas precisa de los aromas, se puede utilizar la siguiente “Rueda de aromas” (Ver rueda)

Otra forma clásica de agurpación de los aromas es atendiendo a si se trata de Aromas Primarios, Secundarios y Terciarios.

•Primarios: Son aquellos que se encuentran en la materia prima, típico es el ejemplo de la variedad moscatel, pues los aromas de los vinos elaborados a partir de ella son idénticos a los de la uva.
•Secundarios: Son aquellos desarrollados en el transcurso de la fermentación y probablemente son los más numerosos. Hay que tener en cuenta que muchos de estos aromas recuerdan a aromas de frutas.
•Terciarios: Son aquellos desarrollados tras el envejecimiento de los vinos, ya sea en madera, botella o ambos.
Deberemos de inclinarnos por alguno de estos grupos. En el caso de que no identifiquemos ningún aroma de forma patente hablaremos de la neutralidad aromática.

Habiendo procedido de esta manera estaremos en condiciones de volver a oler el vino, pero esta vez tras haber agitado la copa. Lo primero que habremos de hacer es fijarnos en si aparece alguna nueva nota aromática o si se trata de los mismos aromas, pero con mayor intensidad. Se puede dar el caso de que antes de agitar el vino huela, por ejemplo, a fruta y que solo después de agitar aparezcan notas de madera, podremos decir por tanto que en el vino hay variación de aromas. Si los aromas son los mismos antes y después de haber agitado la copa diremos que en el vino no hay variación.