¿Cuándo decimos que un vino es bueno?


Un vino ácido nos deja la boca seca pero nos hace salivar después de haberlo tragado, al contrario que uno tánico.

Un vino es bueno si nos resulta agradable al paladar. Sin embargo, los expertos utilizan una serie de parámetros para definir cómo de bueno es ese vino. El primero de esos conceptos sería el del equilibrio. Este término se refiere a la relación entre la dulzura, la acidez, el tanino y el alcohol. El tanino y la acidez tienden a endurecer el vino, mientras que el alcohol y el azúcar lo suavizan. Así un vino es equilibrado cuando nada resalta al probarlo.

Otro parámetro es la longitud del vino. Se emplea para decir si un vino sabe a lo largo de todo el paladar y no se queda ala mitad. Cuando un vino causa una buena sensación en la boca pero se queda ahí y el sabor no se centra en la lengua, se dice que es un vino corto.

La profundidad: Se dice que un vino es profundo cuando no sabe plano si no que parece tener otras capas de sabor.

La complejidad: un vino que revela nuevas impresiones y sabores se considera de mejor calidad que aquel que es simple y directo.

La tipicidad: Para juzgar si un vino es típico, es decir fiel a su variedad hay que distinguir las características que se le atribuyen a los vinos hechos de las principales variedades de uvas.