
El queso es el compañero indiscutible del vino, sobre todo del tinto, pero desde que la cerveza se ha convertido en un producto gourmet está explorando nuevos ámbitos para encontrar su compañero ideal.
La combinación de queso y cerveza es una antigua tradición en la gastronomía belga, que en los últimos años ha ganado un lugar incluso en Italia, país totalmente obsesionado con el vino y donde la cerveza es relegada a los ambientes más informales.
Para las cerveceras la unión con el queso es parte de una campaña para fomentar el reposicionamiento de la cerveza en un status similar al del vino.
Al parecer el toque amargo del lúpulo logra descremar y purificra el paladar de la grasa de los quesos. Hay algunas personas que no están muy convencidas de esta idea, especialmente en Francia, creo que es cuestión de probar, después de todo ‘sobre gustos no hay nada escrito’.