El ‘pirateo’ chino llega al vino de Burdeos


Sus bolsos Vuitton son hermanos gemelos de los genuinos, sus fulares réplicas exactas de los Dior originales y sus perfumes están tan logrados que el olfato humano no es capaz de discernir entre el bueno y el malo. No hay nada que se les resista a los piratas chinos, ni siquiera el paladar. Reyes del plagio perfecto, han dado un paso más en el arte de la copia y han comenzado a comercializar vinos franceses de Bordeaux made in China.

Los productores galos están alarmados ante esta tendencia cada vez más extendida. “La botella está perfectamente imitada, sólo hay diferencias casi inapreciables en la forma del vidrio y la ausencia de una banda dorada en el logo. Pero los textos, las letras y la contraetiqueta son rigurosamente idénticos”, ha declarado Hervé Grandeau, una de las víctimas del plagio, al diario Le parisien.

Su vino, el Château Lauduc, tiene réplicas exactas en los estantes de los supermercados de Pekín. Aunque según este viticultor y también presidente de sindicato de Bordeaux y de Bordeaux superior, si es cierto que el continente es idéntico, no hay color en cuanto al contenido. “El vino es de muy mala calidad y se aprecia claramente al gusto”, explica el francés.
A mitad de precio

La otra diferencia entre ambas botellas está en el precio. Si la original se comercializa a 200 yuans, la doble se puede conseguir por sólo 80. Esta competencia desleal está perjudicando seriamente a los productores y Grandeau, que exporta su vino a China desde 2007, asegura que ha visto descender el número de ventas en los últimos meses.

Sus caldos no son los únicos. Otras grandes cosechas de Bordeaux, como el Château Lafite Rothschild o el Mouton Rothschild, o de Borgoña, también tienen sus dobles en el mercado asiático. Como ocurre con el mercado de la moda de lujo, los grandes reservas son los favoritos de los fraudulentos, aunque otros de menos nivel como Mouton Cadet o Castel tampoco escapan al delito.

Las copias se venden en las superficies comerciales y tiendas pero también en los grandes restaurantes. Los productores de estas regiones tratan de luchar contra esta competencia intentando perfeccionar las etiquetas, con el fin de hacerlas más identificables y poder alertar a unos consumidores que cada vez aprecian más los vinos importados.

De hecho, China ya se encuentra entre los 10 principales productores mundiales de vino y está previsto un aumento en el consumo del 20% en los próximos tres años. Según Vinexpo, que organiza las grandes ferias internacionales, la producción de caldos en el país se va a incrementar además un 77% de aquí a 2014.

El problema, según afirman los productores, es que aunque los consumidores asiáticos son unos grandes amantes del vino, no son expertos, lo que hace que no puedan distinguir entre un gran reserva y una vulgar copia.

Vía ElMundo.es