¿Qué vino tomo primero?


Seguimos con la clase de esta semana. Veamos en qué orden deberíamos ir tomando los vinos (la foto es de redwineexperience). Esto es: si tenemos la suerte de tomar en una noche vinos de todos los colores (cosa que muy rara vez me pasa), ¿con cuál arrancaríamos?

En el curso nos enseñaron que hay que hacerlo con el espumante, todo lo contrario a lo que por costumbre ví en mi familia y en casi todas las que visité en cenas y festejos, donde el espumante era solo para el brindis. Pero acá me cuentan y pienso empezar a probar, que por su sequedad, el espumante brut es ideal como aperitivo, ya que nos despierta el apetito.

Después, como norma general, iríamos de los claros a los oscuros, es decir pasamos por los blancos, rosados y los tintos, y siguiendo esta línea podemos también ir de los simples a los complejos o de los jóvenes a los maduros.

Haciendo este curso descubro que en la escuela europea tienen un pre postre: un ejemplo claro es un queso crottin con el cosecha tardío, como probé en la clase de maridajes, y a la hora de los postres tocaría un vino dulce tinto si tenemos un vino evolucionado (estos son los que se guardaron en botella por muchos años y evolucionaron, así que convendría tomarlos de sobremesa).

Si vamos a seguir todos estos pasos en un restaurante, seguro disfrutaremos muchísimo, pero el problema empezaría al ver la cuenta, ya que saldría más que saladita.

¿Por qué es tan importante seguir estos pasos? Por una cuestión lógica del paladar: si arrancamos la velada con un bife de chorizo acompañado de un Cabernet Sauvignon y después comemos sushi con un rosado, sería como comer y tomar la nada misma. Así que si vas a servir más de un plato, no elijas como entrada la primera opción, ya que lo único que te quedaría para el segundo paso seria un costillar de dinosaurio con un vaso de petróleo.