Vinos medicinales


Los vinos medicinales, se preparan macerando las plantas o mezclas en vino. Su sabor es agradable y aromático.

A menos que se indique lo contrario, se emplea una parte de la planta o mezcla por cada 20 de vino. Como los vinos medicinales se toman a cucharadas o a sorbitos (sin superar la dosis prescrita), se prepara un litro de vino cada vez. Se conservan en botellas de cristal oscuro, cerradas con tapones de corcho o al vacío.




En un recipiente de cristal de boca ancha, se echa la cantidad indicada de la planta o de la mezcla. Se añade un decilitro de vino, se mezcla y se deja reposar unas horas, hasta que las plantas se impregnen del líquido.

A continuación, se agrega otro decilitro de vino, se mezcla y se deja reposar otra vez hasta obtener el mismo resultado. Llegado a este punto, se echa el resto del vino, se cierra el recipiente con un cierre hermético, se agita y se deja reposar el contenido una semana.

Durante el período de maceración, hay que mezclar el contenido del recipiente cada día. Transcurrido el período indicado con anterioridad, se pasa el vino medicinal por un colador de malla fina reforzado con una tela de algodón o lino para filtrar las partículas más pequeñas y, finalmente, se echa en una botella en la que figurará en una etiqueta el nombre del vino medicinal, la fecha de elaboración y el tipo de trastorno para el que está indicado.

fuente - ferato.com