La bodega en casa: ¿Qué vinos compramos?
Hacerse con una bodega en casa depende de muchos factores: del espacio que tengamos, de la inversión que queramos hacer, de qué condiciones contamos para la conservación de los vinos... y lo más importante: de nuestros gustos y preferencias.
Entre otras acepciones bodega significa "vino para guardar". La idea más tradicional es que en ella se guardan vinos que mejoran con el tiempo. Los vinos que más aguantan son los que tienen más cuerpo, más taninos, más acidez y los que han sido envejecidos en barriles de roble.
Pero todo esto está cambiando. Actualmente hay un gran consumo de vinos jóvenes, por lo que la bodega hay que pensarla para un plazo de tiempo más corto, aunque con excepciones, claro está. Más o menos para renovarla una vez al año.
Lo más normal es tener, aproximadamente, un 40% de vino ordinario o de consumo diario y tan sólo un 10 ó 15% de vinos más exquisitos para acontecimientos especiales. En este caso, la función de la bodega (o enoteca) es que el vino no se consuma recién adquirido, es bueno que descanse de una semana a quince días.
Un buen número para una completa bodega sería diez cajas de doce botellas (120 botellas). Indudablemente, habrá bodegas que puedan albergar muchas más y otras que no lleguen a esta cantidad...
La proporción puede ser de un 65% de vinos tintos, un 15% de blancos, un 10% de espumosos y otro 10% de generosos. Es recomendable abrir un Libro de bodega donde controlar las existencias, para poder consumir cada vino en su momento óptimo.
Tintos
A la hora de comprar tintos debes recordar que si es "Crianza" su vida oscila entre ocho y diez años después de su añada.
En cambio, si es "Reserva" y "Gran Reserva" la vida se puede prolongar hasta veinte años o más, dependiendo de la zona de producción, de la variedad empleada, del método de elaboración y de conservación.
Destinaremos la mayoría de botellas a los vinos jóvenes, entre los que no pueden faltar Rioja y Ribera de Duero, y el resto de otras zonas en auge como Priorato, Somontano, Yecla o Toro.
El resto serán vinos con crianza, donde también tiene que haber muestras de Rioja y de Ribera del Duero, sin olvidarnos de Cataluña o Navarra.
Blancos
En cuanto a los vinos blancos, mitad jóvenes y la otra mitad crianza es una buena proporción.
Entre los jóvenes está bien tener alguna botella de Rueda y de Albariño, sin olvidar Penedés, Somontano o Navarra.
Para los envejecidos en madera tiene que haber Penedés, Rioja o los nuevos vinos elaborados en las Rías Baixas.
Espumosos
Nos centramos en los catalanes, Brut y Brut Nature. Un consejo típico que escucharás es que no se deben acumular champañas y cavas porque no mejoran en botella, pero esto no ocurre en todos los casos: un buen champagne francés de añada se puede conservar perfectamente...
Generosos
Para esta sección de nuestra bodega debes mirar a Andalucía, sobre todo a la zona de Jerez.
Para consumo inmediato podemos tener algunas botellas de fino, manzanilla, oloroso seco y pedro ximénez e irlos sustituyendo botella por botella.
A largo plazo es bueno tener una pequeña representación de amontillado, palo cortado, oloroso y dulce que se pueden conservar muchos años. No tenemos que olvidar los vinos dulces de nuevo corte que se vienen produciendo en diferentes denominaciones de origen.
Magnum
Se puede contar con algunas botellas de este formato, ya que el envejecimiento es más lento. Además, es agradable descorchar una botella de este tamaño y disfrutarla con unos buenos amigos.
Extranjeros
No hay que olvidar la parte de nuestra bodega que deben ocupar los vinos de fuera de España.
En Generosos podríamos guardar vinos dulces de Sauternes de Burdeos, algún dulce austríaco, vinos "de hielo" alemanes o los Tokaji húngaros. En Tintos cualquier Burdeos o Borgoña, así como alguna muestra de vinos del nuevo mundo (Chile, Australia, Sudamérica, etc.). Todo depende de las inquietudes y preferencias del propietario de la bodega.
Aprende a conocer dónde instalar tu bodega en casa y cómo hacerlo.