Poda y sistemas de conducción


Una de las labores fundamentales en el cultivo de la vid es la poda. Si dejamos crecer la vid en absoluta libertad, desarrollará un largo tronco con unos frutos muy menudos y con poca acidez, sin la calidad necesaria para elaborar el vino.


Por eso la viña necesita ser podada, para que crezca de forma controlada y se regule la producción y calidad de la uva.

Hay multitud de sistemas de poda. Estos, en definitiva, se determinan sobre todo según la variedad de planta y la disposición del tallo. La poda se practica en invierno porque es cuando la vid mantiene sólo su esqueleto y la savia no circula; así, aunque se corten los sarmientos o los brazos, la planta se repondrá fácilmente.

Cuantas menos yemas tenga una vid, más fuerte será y mejor resistirá las amenazas climáticas, sobre todo las heladas, aunque la producción será menor. En la poda se refleja la filosofía del productor: más uva y menos calidad o menos uva y más calidad.

Existe una segunda poda o poda correctiva a la que se denomina "verde". ésta se realiza en primavera, pero sólo en el caso de que hayan crecido demasiado los brotes de la vid o cuando pensemos que los rendimientos van a ser demasiado elevados para producir calidad.

Las cepas se pueden podar de muchas formas, pero quizá el método más utilizado es en vaso, que consiste en formar cepas bajas con tres o cuatro brazos con pulgares o con pulgares y varas. Otro sistema es en cordón, aquí se obtiene un tallo muy largo con brazos cortos terminados en sarmientos provistos de un par de yemas (lugar donde brotan las ramas).

Hay más tipos de poda, como la de formación, que se aplica a los viñedos jóvenes, o la de producción, para los viñedos más viejos.

El sistema de conducción es la forma de disponer las vides en la parcela. Influye tanto en la cantidad como en la calidad. Esta disposición tiene que ver con el reparto de la energía solar y de ella depende el microclima.

La mayoría del viñedo se ha cultivado tradicionalmente en España bajo la forma de conducción en vaso, mediante sistemas de poda bien de tipo corto en pulgares o bien de tipo mixto combinando pulgares y varas. Pero, en las dos últimas décadas, el cultivo del viñedo ha experimentado una evolución hacia formas de conducción en espaldera, persiguiendo un mayor grado de mecanización y más energía solar.

Las características productivas del viñedo de vinificación han estado íntimamente relacionadas durante décadas con terrenos pobres, escasa precipitación y cultivo fundamentalmente en secano y, como consecuencia, con formas de conducción generalmente libres y bajas, con podas cortas. Sin embargo, se estima que más del 10% de los viñedos dedicados a la producción de vino están en espaldera, como consecuencia de un crecimiento en la tendencia de plantación hacia formas apoyadas, lo que hace presumir que esta tendencia se verá acrecentada con el uso del riego, cada vez mayor desde su liberalización en 1996.