Características de los Vinos Australianos


Australia es uno de los principales países de vinos de calidad del mundo y tiene 140.000 hectáreas de cultivo de viñedos repartidas en 55 regiones.
Para que esta alta producción sea posible, ha de darse una serie de condiciones climáticas de estaciones diferenciadas y una biodiversidad de suelos, así como un régimen pluviométrico adecuados.
Este entorno natural, junto con la capacidad industrial y tecnológica australiana da idea de que la industria vitivinícola es uno de los sectores claves de la industria del país.
Las principales cepas que se cultivan para vinos tintos son: shiraz, cabernet sauvignón, merlot, barbera, sangiovese, pinot noir y colombard, mientras que para la elaboración de vinos blancos, se cultiva principalmente la chardonnay, semillón, pinot gris, pinot grigio y riesling. El espumoso de shiraz es una gran especialidad australiana. Es también un dato a destacar el que el 75% del vino que se produce, es exportado a otros países, principalmente a Estados Unidos.
Los estados australianos de mayor producción vitivinícola son: Estado de South Australia, Estado de Western Australia, Estado de New South of Wales, Estado de Tasmania, Estado de Victoria y Estado de Queensland.
Cabe destacar que los australianos siguen el sistema de las viñas en espaldera, la importancia que le dan a las viñas viejas para obtener mayor calidad, el riego por goteo, la apuesta por la alta calidad en detrimento de la cantidad de cepas, el uso de cubas de acero inoxidable, uso de cámaras frigoríficas para fermentar los vinos...
Los vinos australianos en general, son mejores para tomar jóvenes, ya que conservan toda su frescura y aromas, pero hablar de vino australiano, es hablar de vino de la categoría shiraz que es mundialmente conocida. Es un vino sólido y austero, a la vez que refinado y elegante, su acidez es bastante alta por lo que se recomienda comer con alimentos de potente sabor como son los quesos o carnes de caza.
El vino cabernet sauvignon que aquí se produce es fresco y puro, con intensos aromas frutales y con una graduación alcohólica media y equilibrada, destacan por su cuidadosa elaboración y su regularidad en las cosechas consecutivas.
Los vinos blancos son suaves y frescos, con cuerpo elegante y excelente calidad.