Una clasificación de los vinos


Aquí voy a hacer una de las tantas clasificaciones del los vinos. Sería poco eficiente clasificar a los vinos solamente por su lugar de origen. Una clasificación primaria es la que los divide en Vinos Calmos o Naturales, Vinos Fuertes o Fortificados y Vinos Espumantes. Esta clasificación está basada en la técnica de producción llamada vinificación.

Vinos Calmos o Naturales: Son aquellos que se hacen desde el mosto, y que es fermentado en forma natural, o con algún aditivo en cantidades controladas como levaduras, azúcar o cantidades pequeñas de sulfuro. Estos vinos son de una graduación alcohólica que va desde el 10% al 15%, ya que se les detiene la fermentación alcanzando estros valores. Son los habitualmente conocidos como blancos, tintos y rosados.

Vinos Fortificados o Fuertes: Reciben alguna dosis de alcohol, casi siempre un brandy de uvas, en alguna etapa de su vinificación. Las interferencias controladas tipifican la producción y características de los vinos fuertes como el Vermouth, Jerez, Marsala, Madeira y Oporto. El contenido alcohólico de estas variedades va desde los 16º a los 23º (grados por volumen).


Vinos Espumantes: Son aquellos del tipo de Champagne, los cuales tienen dos fermentaciones. La primera que es la más común, la del vino natural, y la segunda que tiene lugar en la botella. Algunos vinos naturales tienen cierta efervescencia llamada pétillement, pero esta es muy suave y no es causada como resultado de interferencias en el proceso de fermentación.

Si se trata de vino espumoso, este se elabora según distintos métodos, siendo el más barato el de carbonatación forzada usando dióxido de carbono. Los de calidad son aquellos que no cuentan con adictivos y su segunda fermentación es alcanzada por añejamiento. En todos los casos los vinos espumantes tienen cierta sedimentación, donde los de calidad son de-sedimentados, utilizando diferentes técnicas que pueden incluir auxilios mecánicos y reapertura de las botellas, previo a su comercialización.